viernes, 15 de septiembre de 2006

Noche de los lápices - entrevista Nilda Eloy

NILDA ELOY, UNA DE LAS SOBREVIVIENTES A AQUEL 16 DE SEPTIEMBRE DE HORROR Y MUERTE

Noche de los Lápices - "Justicia, necesidad tan importante como la comida"

LA PLATA, 15 SEP.- El relato místico construido en derredor de La Noche de los Lápices señala que seis adolescentes fueron secuestrados, torturados y desaparecidos por luchar por el boleto secundario, y que sólo uno sobrevivió para contarlo. Sin embargo, otros sobrevivientes de ese operativo policial bautizado con aquel nombre por Ramón Camps -por entonces jefe de la Policía bonaerense-, a treinta años de los hechos relatan su historia en el juicio a Miguel Osvaldo Etchecolatz, ex director de inteligencia y virtual segundo de Camps.

Nilda Eloy fue secuestrada el 1° de Octubre de 1976, cuando estudiaba en la Escuela de Bellas Artes de La Plata, en el marco del operativo denominado La Noche de los Lápices.

Estuvo detenida en varios centros clandestinos del Circuito Camps, y sobrevivió para contarlo. Su caso es uno por los que el ex director de Inteligencia de la Policía Bonaerense está siendo juzgado por el Tribunal Oral Federal n° 1 De La Plata.

En
diálogo con ANPRESS, Nilda Eloy evacua algunas dudas:

- ¿Por que se recuerda la Noche de los Lápices desde la desaparición de los seis estudiantes y un único sobreviviente, y otros nombres, como el tuyo, no aparecen en los relatos?

- Lamentablemente, en el marco de instalar en este país la teoría de los dos demonios, como forma de cimentar la impunidad y de exculpar a los genocidas, se enmarcó (el operativo conocido como La Noche de los Lápices) en lo que fue el libro y la película.

- ¿Qué implicancia tuvo la película en la historia construida luego del terrorismo de estado?

- Ocurrió que a ese guión cinematográfico se lo sostuvo como si fuera la historia verdadera: se trasladó la película a la realidad. Pero la realidad era mucho más terrible que la película, mucho más numerosa que la película en todo sentido: son muchos más los chicos que hoy no están marchando, y muchos más los sobrevivientes.

- ¿Y por qué no se asocian esos nombres, los de los otros sobrevivientes como Emilce Moler –secuestrada el 17 de septiembre de 1976- y Gustavo Callotti –desaparecido el 8 de septiembre- con la noche de los lápices?

- La forma de instalar la película como verdad fue borrar de la historia los nombres que hacían a la misma. Entonces durante muchísimos años tuvimos instalados un solo sobreviviente, y cada vez que en un medio de comunicación, que en una maestra en una escuela o alguien habló de un único sobreviviente, lo que estuvo haciendo involuntariamente es volver a desaparecer a Emilce, a Patricia, a Gustavo, a tantos otros. No se dieron cuenta que estaban siendo partícipes de la desaparición.

Un ladrillo menos en el muro de la impunidad

"La justicia es una necesidad del ser humano tan importante como la comida", explicó Nilda Eloy, quien es querellante en el juicio que se sigue a Miguel Osvaldo Etchecolatz en el Tribunal Federal N° 1 de La Plata.

La
reivindicación por el "juicio y castigo a los genocidas", que los ex detenidos desaparecidos vienen reclamando desde la caída de la dictadura militar y el advenimiento de la democracia, empieza a asomar en el juicio al represor que próximamente, como indica el transcurso del proceso, quedaría entre rejas.

"Nosotros carecimos de todo, de comida y un montón de cosas. Fuimos recuperando un montón de cosas y lo que todavía seguimos peleando por recuperar es justicia. Y eso es precisamente lo que nos separa de los genocidas: que pidamos justicia y no venganza marca la diferencia entre nosotros y ellos", explica Eloy.

Gustavo Callotti y Emilce Moller, víctimas del operativo denominado La Noche de los Lápices, declararon en el juicio a Etchecolatz "porque los tres pasamos por los mismos centros. Y pasamos por los mismos lugares porque fuimos secuestrados en el mismo marco", remarcó.

El juicio es la punta del iceberg de una amplia cantidad de procesos que se desprenderán de aquel, que Nilda calificó como "tirar un ladrillito abajo en el enorme muro de la impunidad". [ANPRESS]