"Es más fácil bajar la imputabilidad que hacernos cargo de que estamos fallando"
A 16 años de la desaparición de Miguel, realizan una vigilia en la comisaría Novena
¿Dónde está Miguel? La pregunta todavía retumba en la sociedad platense. Y sigue sin respuesta. Al cumplirse 16 años de la desaparición del estudiante de periodismo de 23 años, Miguel Bru –torturado hasta la muerte y desaparecido por policías de la comisaría Novena de
En diálogo con Diagonales, Rosa recordó la búsqueda de su hijo y la fundación de
Miguel Bru estudiaba en
Cuando comenzaron a buscar a Miguel, Rosa no vinculaba la desaparición con
–¿Cómo conecta la desaparición con
–Los que hacen la conexión con
–¿Cómo la acompañaron los amigos de Miguel?
–El rol más importante fue el de los compañeros de Miguel, los estudiantes de periodismo. Nosotros somos una familia común, que no teníamos militancia política y siempre nos preguntamos qué hubiera pasado si los amigos de Miguel no lo hubieran querido tanto.
También el periodismo jugó un rol clave: dos compañeros de facultad de Miguel publicaron la desaparición, y apuntaron a la policía en el diario Página/12.
Con el tiempo, empezaron a llegar los anónimos a la casa de los Bru y Rosa. Uno de ellos era de Celia Jiménez, hermana de Horacio Suazo, un detenido que había visto cómo torturaban a Miguel. “A tu hijo no lo querían matar, pero se les fue de palos. Ahora puedo contarlo porque mataron a mi hermano”, reveló Jiménez. Como Suazo, Mauro Martínez, testigo clave en el juicio, murió baleado por la policía y su crimen aún se investiga.
DESAPARECIDO. Miguel fue víctima de una Policía y una Justicia cómplice que funcionaba en democracia como en la dictadura. El primer juez en investigar el caso fue Amilcar Vara. A los dos años fue denunciado por la comisión por la aparición de Miguel Bru y separado de la causa. En 1996 fue destituido en un Jury, por irregularidades en 27 causas en las que estaba involucrados policías.
La investigación siguió a cargo del juez Ricardo Selagowski y en mayo de 1999 llegó el juicio. El testimonio de los detenidos que habían estado esa noche en la comisaría fueron clave. También el libro donde de guardia, donde el nombre de Miguel había sido borrado.
Los policías Justo José López y Walter Abrigo fueron condenados a prisión perpetua. El comisario Luis Ojeda y el suboficial Ramón Ceressetto (que fraguó el libro de guardia) fueron condenados a dos años de prisión de cumplimiento efectivo.
“Abrigo murió preso. López está en Sierra Chica. Ceressetto y Ojeda están libres. Sólo cumplieron con la sociedad. Pero sabían lo que pasaba en la comisaría. Nadie puede ignorar lo que pasaba ahí. Los que estuvieron sabían lo que pasaba. Nosotros denunciamos también al subcomisario Carmelo Forte, al oficial Ernesto Carrizo y los suboficiales Omar Visiconte y Julio Gómez Sánchez hijo. Pero eso quedó en la nada porque la fiscal entendió que no había vinculación. Todos siguieron prestando servicio, ascendieron, y nosotros hace 16 años que nos hacemos la misma pregunta: ¿Dónde está Miguel?”, dijo Rosa.
–Con todos estos años de experiencia a cuestas ¿Cómo ve hoy la situación?
–Es diferente ahora a que cuando desapareció Miguel. Por ejemplo está el caso de Luciano Arruga (desaparecido en Lomas del Mirador). Es diferente porque la sociedad está pidiendo más seguridad. Cuando pasó lo de Arruga había pasado lo del florista de Susana Giménez. Cuando los familiares fueron a escarchar la comisaría ningún medio tomó la noticia.
–¿Lo que pasaba cuando toda su búsqueda empezó sigue ocurriendo?
–Hoy sigue pasando. Siguen secuestrando, habiendo robos en los que está involucrada la policía, y eso ahora no se dice.
–¿Cómo es hacer lo que hace
–Por ahí te sentís, como los otros organismos de Derechos Humanos, que remás contra la corriente: cuando todos piden mano dura o bajar la imputabilidad, vos decís que hay que rescatar a los chicos y darle un plato de comida. Si creemos que un chico de 14 ó 15 ya no sirve, estamos muy mal. Son pibes que están en situación muy vulnerable. Hay que preguntarnos por qué los chicos se van de la casa, pero es más fácil pedir bajar la imputabilidad que hacernos cargo de que estamos fallando.
–¿Cambió la sociedad?
–Creo que antes había más reparo. Hoy algunos dicen: “hay que matarlos a todos”. No entiendo. Los chicos son una generación ¿Quieren hacer como la dictadura? No entiendo. Creo que el Estado está medio ausente. Necesitamos hacer algo que hoy quizá no se vea, porque es un cambio a futuro.
Un camino doloroso
Opinión de Jorge Jaunarena*
Miguel tenía 23 años, estudiaba periodismo en
Desde su desaparición, aquel 17 de agosto de 1993, sus familiares, amigos y compañeros comenzamos una lucha que sigue vigente hasta hoy. Este largo, difícil y doloroso camino, que es la búsqueda de verdad y justicia, fue recorrido con el apoyo incondicional de toda la comunidad universitaria, familiares de otras victimas, amigas y amigos. En este marco, en el año 2002 se creó
Luego de muchísimas marchas realizadas en reclamo de justicia, se sigue acompañando la causa, combatiendo el gatillo fácil y el encubrimiento policial y judicial. Luego de más de 50 rastrillajes o búsquedas con resultado negativo seguimos preguntando donde está y continuamos exigiendo una respuesta. En palabras de su mamá Rosa:"tener un lugar donde poder llevarle flores".
Hoy después de 16 años, el cuerpo de Miguel sigue sin aparecer. Continuamos exigiendo la aparición de nuestro compañero, torturado, asesinado y desparecido por personal de
Los invitamos a participar de la vigilia que realizará
*Compañero de facultad de Miguel
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