domingo, 12 de julio de 2009

David Berkowitz - El Hijo de Sam, el tirador serial de Nueva York

Mató a siete personas. Fue declarado inimputable, pero está preso desde 1977
El tirador serial de Belgrano fue declarado inimputable. Los psiquiatras dijeron que era un esquizofrénico y los jueces lo enviaron al hospital neuropsiquiátrico Borda. Fue juzgado por cuatro ataques a tiros en la vía pública cometidos en poco más de un año, en los que mató a un joven e hirió a otras nueve personas. El proceso se produjo 33 años después de que en Nueva York, David Berkowitz, otro esquizofrénico, iniciara su serie de siete crímenes en ocho ataques callejeros, que también dejaron siete baleados. Ese tirador, que se dio a conocer como el Hijo de Sam en una carta que dejó tras un asesinato, tardó un año y medio en ser atrapado. Todavía cumple la condena a 365 años de cárcel.
Ríos fue enviado al Borda el 1 de julio pasado y su abogado dijo: "Mandamos a un loco a un loquero". Menos suerte tuvo Berkowitz.
El 10 de agosto de 1977 la policía de NY lo detuvo cuando salía de su casa de Yonkers. Reconoció inmediatamente que era el Hijo de Sam. Ese nombre lo había elegido él mismo: en el juicio aseguró que cumplía órdenes del perro labrador de su vecino Sam Carr. Dijo que el can estaba poseído por un demonio de 6.000 años y que con sus ladridos le ordenaba matar, porque necesitaba víctimas para sus sacrificios.

INICIOS. Los crímenes comenzaron el 29 de julio de 1976, pero recién con la cuarta balacera contra parejas, la policía neoyorquina advirtió que se trataba de un asesino serial.
El tirador de Nueva York atacaba a novios o dúos de amigas a los que sorprendía cuando permanecían estacionados dentro de sus autos. Disparaba sin mediar palabra. Les vaciaba el cargador de una pistola Charter Arms Special Bulldog calibre 44. Elegía a sus víctimas: mujeres morochas, bellas y jóvenes, de entre 18 y 20 años.
La seguidilla criminal de Berkowitz se extendió durante poco más de un año, entre el 26 de julio de 1976 y el 31 de julio de 1977. Asesinó a cinco mujeres y a un hombre -tras su detención confesó un crimen a puñaladas de una quinceañera cometido en 1975.
El primer atentado lo cometió alrededor de la 1 de la madrugada, cuando Donna Lauria de 18 años, charlaba en su auto con Jody Valenti, de 19. Estaban en la puerta de la casa de la mayor de las amigas, despidiéndose, cuando un hombre se acercó al auto sacó un arma de una bolsa y disparó. Donna recibió un disparo en el cuello y murió. Jody, de cabellera rubia, fue herida en la pierna.
Los testigos dijeron a la policía que habían visto un coche grande y amarillo que escapaba tras los disparos.

SAM’S CREATION. A las tres de la madrugada del 14 de abril de 1977, Valentina Suriani, de 18 años, se besaba con su novio, Alexander Esau, de 21, en un coche, en el Bronx. Berkowitz estacionó su auto al lado y les disparó. Murieron los dos.
Ese fue el sexto ataque y ya llevaba cinco crímenes. La policía sabía desde enero que estaba tras un asesino serial, pero con esa balacera el tirador se inventó un alias: Berkowitz dejó una nota para el jefe de los investigadores del caso, firmada como "Sam's Creation" (el Hijo de Sam o la Creación de Sam, en castellano).
El policía había declarado a los medios que el asesino serial odiaba a las mujeres y eso había ofuscado a Berkowitz. Pero al dejar la nota, el "Hijo de Sam" les había dado, además, un nombre a los medios.
Fascinado con la popularidad que tomó, Berkowitz envió poco después una carta al periodista Jimmy Breslin, columnista del Daily News, en la que, entre otras cosas, decía: "Sam es un tipo sediento. No me dejará parar de matar hasta que esté saciado de sangre".
Había nacido un asesino serial, con método, nombre y prensa.

CAPTURA. En julio de 1977 Nueva York estaba asolada por una ola de calor y un identikit del Hijo de Sam empapelaba las calles. Ese mes cometería su último ataque.
El 31 de julio Berkowitz asesinó a disparos Stacy Moskowitz, de 20 años, cuando su novio la llevaba a su casa después de ver una película en el cine.
Pocos días después Cecilia Davis fue a la comisaría y dijo haber visto al asesino. La mujer contó que mientras paseaba a su perro vio a un hombre que la seguía y corrió a su casa. Por la tarde había visto al mismo hombre, que se quejaba de una multa puesta a su coche, un Ford Gallaxy amarillo.
Los detectives de homicidios encontraron la multa y advirtieron que el coche estaba a nombre de David Berkowitz, de Yonkers.
La policía de ese distrito contó que el hombre estaba sospechado de enviar cartas anónimas a tres vecinos y de asesinar dos perros a tiros. Uno de los animales baleados pertenecía al jubilado Sam Carr, a quien acusaba de que su perro labrador lo volvía loco con sus ladridos. En otros anónimos acusaba a sus vecinos de ser parte de una secta demoníaca.
El 10 de agosto de 1977 lo detuvieron cuando salía de su casa, y admitió ser el Hijo de Sam.

FINAL. En el juicio, los psiquiatras dijeron que Berkowitz era un esquizofrénico paranoide y consideraron que era imputable. Pero el 23 de agosto de 1977 lo condenaron a 365 años de cárcel por los crímenes.
En una entrevista en la cárcel con un investigador del FBI, en 1979, Berkowitz se desdijo de la versión del perro-demonio. El agente concluyó que sentía placer al matar.
En 2002 cuando un juez lo entrevistó para decidir si le otorgaban libertad condicional, Berkowitz dijo que al cometer los crímenes era el soldado de un demonio encarnado en el perro labrador de Sam, que lo obligaba a asesinar mujeres jóvenes como sacrificio.

El tirador de Nueva York estaba fuera de la realidad.
En una situación similar describieron los psiquiatras a Martín Ríos, el Tirador de Belgrano: "No distingue entre estar jugando con una PlayStation y estar en la calle matando gente", concluyó el psiquiatra forenses Mariano Castex.

Los cuatro tiroteos de Martín Ríos

El 1 de julio pasado Martín Ríos fue declarado inimputable por el crimen de Alfredo Marcenac y otras once tentativas de homicidio. En su fallo, los jueces consideraron que el tirador serial de Belgrano "es un caso de libro": su esquizofrenia es lo único que puede explicarlo.
Ríos cometió cuatro ataques en la capital federal: a las 18.40 del 19 de julio de 2005, en Vidal y Olazábal, efectuó doce disparos con su pistola Bersa Thunder calibre 380 contra el interno 43 de la línea de colectivos 67. Hirió al chofer, Oscar Jorda, y a un pasajero, Fabián Augeri.
A las 17.10 del 2 de marzo de 2006, en Juramento y Cramer, disparó contra la vidriera del bar "Balcarce". Sabrina Sangio (17) recibió dos balazos. Realizó quince disparos.
El 16 de junio disparó 16 veces contra un tren del ex ferrocarril Mitre. No hubo heridos.
A las 16.30 del 6 de julio de 2006 tiró nueve balazos en Cabildo al 1700. Allí mató a Marcenac (18) de tres disparos y baleó a María José Álvarez, Martín Cristian Thiessen, Juan Pablo Arrate, Pablo Alberto Jagoe, Jorge Oscar Marchesotti y Diego Antonio Claros. Dos semanas después lo detuvieron.