jueves, 10 de diciembre de 2009

gatillo fácil

crimen en barrio hipódromo
Detienen a un policía por homicidio: “A mi hijo me lo mataron en la cara”
Habla la mamá de Ezequiel Heredia, ejecutado de un tiro en la cabeza
"Fue gatillo fácil, mi hijo trató de zafarse y el policía le tiró. Uno le dio a mi hijo y después siguió tirando. Tiró muchos tiros", contó Karina Martínez, madre de Ezequiel Heredia, un chico de 18 años ultimado de un disparo en la cabeza por un policía en Barrio Hipódromo, el martes por la noche. Ayer, el agente fue detenido (ver “El policía...”). Según la versión de la policía, el chico fue baleado cuando los agentes intentaron identificarlo. Explicaron que uno de los policías extrajo su arma reglamentaria y disparó al aire, pero que una de las balas dio en la cara de la víctima. Otro tiro, pegó en la pierna del oficial finalmente detenido que fue internado. Pero la mujer fue contundente: "Me lo mataron en la cara", dijo ayer a Diagonales.
Ezequiel Heredia, de 18 años, murió a las 20.30 del martes en 40, entre diagonal 114 y 120, a metros de su casa, cuando un balazo impactó en su cara, le atravesó la cabeza y salió por detrás de su oreja. El disparo salió del arma reglamentaria de un policía. Fuentes policiales confirmaron que la víctima mortal estaba desarmada.
La información oficial consigna que el oficial inspector Sergio Aguirre y el oficial de policía Rubén Romero, que trabajan en la comisaría Segunda, llegaron a la esquina de 40 y diagonal 114 tras un alerta al 911 por disturbios, e intentaron identificar a quienes estaban en la esquina, entre ellos el chico que terminó muerto.
Según las fuentes, Heredia se resistió y sus amigos comenzaron a agredir a los agentes. En ese contexto, Romero extrajo su arma reglamentaria y disparó “al aire”. Pero una bala pegó en la cara del joven y los uniformados se fueron hacia el hospital Rossi: Aguirre tenía golpes de pedradas; Romero, un disparo en la pierna izquierda, efectuado “por su propia arma”, dijeron las fuentes.

GATILLO. La versión de la madre del muerto es otra: "Me avisaron que Ezequiel estaba discutiendo con los policías, entonces fui con mis hijos a la esquina para traerlo a casa. Cuando salí ví que mi hijo se cae y uno de los policías se le tiró encima", contó Karina a Diagonales en el living de su casa, ubicada en 40, a veinte metros del lugar del hecho, a la que se accede a través de un pasillo estrecho. Junto a la mujer estaban tres de los cinco hijos que le quedaron, su marido Juan Carlos Romero, una vecina y un amigo de Ezequiel. Todos dijeron haber visto el homicidio desde corta distancia.
"Me trepé con ella –relató Karina señalando a su hija de 13 años– al policía y el tipo le pegó una trompada en la cara a mi hija. Ahí se metió mi marido, el padrastro de Ezequiel, que le dijo que era una nena".
"Que no digan que mi hijo tenía un arma porque no fue así. Dicen que el policía quiso defenderse. Eso es una mentira. Mi hijo estaba en el piso y trató de zafarse y el policía le tiró", contó. Y aseguró: "Fue un (caso de) gatillo fácil".
Según el relato de la mujer, cuando con su hija forcejearon con el uniformado, Ezequiel intentó levantarse del asfalto para escapar. Fue allí, contó, que el policía que también estaba apoyado en el piso, le disparó en la cara.
Ezequiel murió en medio de la calle. Vestía una gorra, ojotas y malla. Acababa de llegar del Hipódromo, donde había acompañado a su hermano que trabaja con los caballos. Lo habían echado del predio por discutir con un hombre y sus amigos dicen que los policías lo venían buscando para meterlo preso.
Sus amigos ayer firmaban una bandera de Estudiantes para que lo acompañe a la tumba. Contaron que "era medio loquito, le gustaba hacer bardo". Pero niegan rotundamente que hubiera una pelea cuando llegó la policía. "Lo querían meter preso y él se resistió", contó un amigo de la cuadra.

DISTURBIO. "En el único lugar que se armó quilombo fue en el Hospital (Gutiérrez), y fue porque estuvo como una hora sin que lo atiendan: venía un médico, lo miraba y se iba. A la media hora pasaba otro y hacía lo mismo", contó un amigo de la víctima.
Tras dispararle al joven los policías se fueron en el patrullero y los vecinos llevaron en andas a Ezequiel al Gutiérrez, ubicado en diagonal 114 entre 39 y 40.
Más tarde, los allegados a la víctima protagonizaron desmanes en la Guardia, donde vidrios y mobiliario fueron destruidos. Esa fue la única manifestación de bronca, a pesar de que la comisaría Segunda ayer amaneció vallada.

“Iba siempre a la cancha”
Ezequiel Heredia trabajaba en la calle del Bingo y el Hipódromo estacionando autos y abriendo puertas de taxis. Lo conocían como “Alfajor”, tenía 18 años “recien cumplidos” y era hincha de Estudiantes de La Plata, contaron sus amigos y familiares, quienes anoche lo velaban en Sepelios Ríos, de 24, entre 45 y 43.
“Él era Pincha. El papá lo llevaba a la cancha desde chiquito. Después empezó a ir solo. Iba con El Morsa, que para el micro acá”, contó un amigo de la víctima quien junto a un grupo firmaba una bandera de su club, que lo acompañará a la tumba.
En su entorno aseguran que Ezequiel no era un “santo”. Pero están indignados por la forma en que lo mataron.
“En los studs lo conocían todos y lo llamaban para hacer changas”, contó un amigo. El joven venía de la zona donde trabajaba cuando lo encontró la muerte.

El policía está “complicado”
El oficial de policía Rubén Romero, quien según los investigadores “extrajo su arma para disparar al aire y una bala dio en la cara del joven”, sufrió una “fractura de tibia y peroné” por lo que estaba internado. Ayer fue detenido por homicidio.
Su compañero, el oficial Aguirre, también permanecía ayer hospitalizado: tenía “politraumatismos en la cara” causado por pedradas y golpes, indicaron las fuentes.
Pero la bala que hirió a Romero salió de su propia arma, confirmaron fuentes de la investigación. El policía “fue detenido”, dijeron fuentes judiciales y los pesquisas esperan que pueda declarar, detallaron las fuentes.
Un alto jefe policial aseguró que Romero “está complicado”. Es que los investigadores no pudieron develar “por qué sacó el arma y por qué disparó”, explicó.
En la investigación de la causa, caratulada homicidio, intervienen el fiscal Tomás Morán. Tras el crimen, concurrieron al lugar el jefe Departamental Alejandro Moreno, el titular de la DDI, Juan Ibarra y el jefe de Homicidios, Pedro Beltrame. La pesquisa del crimen quedó en manos de los últimos dos.
Además, interviene la Dirección de Asuntos Internos.

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