domingo, 31 de mayo de 2009

Juan V. Corona, el predador gay mexicano

Violó y mató a 25 hombres en California en 1971. Usaba un machete como arma

Cuando los policías del pequeño poblado californiano de Yuba City comenzaron a cavar entre las plantaciones de duraznos, no podían creer la cantidad de cadáveres que había entre la tierra revuelta. Lo que unos días antes les había parecido un simple asesinato de un homosexual, en esa época de fricciones en la sociedad norteamericana, el 24 de mayo de 1971 se convirtió en una pesadilla: en una tumba colectiva encontraron 25 cadáveres. Eran tiempos de liberación gay en Estados Unidos, cuando nació la leyenda de Juan Vallejo Corona, un contratista mexicano de trabajadores para la zafra que los periódicos norteamericanos bautizaron "Machete Murderer" (el asesino del machete). Fue el más prolífico asesino serial yanqui y fue condenado a 25 cadenas perpetuas por violar y asesinar a machetazos a los hombres que contrataba.
Todo comenzó el 19 de mayo de 1971, cuando un granjero japonés encontró un pozo en el piso, como el de una tumba, mientras recorría sus huertos de durazno. Al día siguiente la policía desenterró el cadáver de Kenneth Whiteacre. La víctima, había sido apuñalada, tenía golpes en la cabeza y laceraciones en la nuca.

Con el cuerpo, los investigadores encontraron pornografía gay. Pero el movimiento homosexual que explotaba en las calles de San Francisco en esa época había molestado a la moral victoriana yanqui, por lo que el crimen no alarmó a Roy Whiteaker, el sheriff de Yuba City.

El verdadero hallazgo se produjo el 24 de mayo. Un trabajador encontró la tierra removida en una plantación y llamó a la policía. Extrajeron el cuerpo de Charles Fleming, un vagabundo del lugar. A unos pasos de su tumba improvisada, un uniformado encontró un sendero entre la vegetación, que llevaba a una enorme tumba colectiva. El 4 de junio los detectives terminaron de extraer cadáveres. La cuenta llegó a 25.

SERIAL. El caso saltó a las primeras planas de los diarios yanquis. Los especialistas no dudaron que estaban frente a una asesino en serie: todos los cuerpos tenían una misma "firma": signos de violación, los calzoncillos por los tobillos y los genitales expuestos.
La mayoría habían sido trabajadores migrantes o vagabundos, asesinados con un machete y golpes a la cabeza.


LA CLAVE. Apenas comenzaron a revolver la tierra en la fosa colectiva, los policías encontraron las pistas clave: un ticket bancario y unas notas de mercado de la ciudad, ambas a nombre de Juan V. Corona.
El contratista mexicano fue detenido. Los pobladores de Yuba City quedaron estupefactos de que el principal sospechoso fuera un hombre de familia, padre de tres nenas, devoto religioso que iba todos los domingos a misa, y que estaba inserto en la sociedad y tenía un pasar económico acomodado. Sin embargo, los investigadores colectaron rumores sobre algunas relaciones de Corona con gays, y supieron que en 1956 había sido diagnosticado de esquizofrenia y tratado con electroshock, que en esa época se los creían efectivos.
Con la poca información con la que contaba, la Justicia de California armó un mosaico de evidencia testimonial y llevó a juicio a Juan Vallejo Corona.

El mexicano fue encerrado en la penitenciaria de Corcoran, en California. En prisión, fue atacado en varias ocasiones. La última vez fue en 1999, cuando tenía 65 años y estaba tuerto por un ataque ocurrido en 1973.
Como sus víctimas, Corona había nacido en México, en 1934, y a principios de los 50 migró para trabajar en EE.UU. Hasta 1973 fue el mayor y más prolífico asesino en serie norteamericano, e ingresó en la selecta lista de chacales de ese país.

Una cadena perpetua por cada crimen
Juan Vallejo Corona fue condenado a 25 cadenas perpetuas tras un largo y tedioso juicio, en el que la principal discusión se centró en la evidencia forense y a su complicada y fallida recopilación.
Cuando el contratista mexicano fue detenido, no existía la tecnología actual de análisis de material genético, lo que complicó su enjuiciamiento.
Apenas fue detenido, Corona se declaró inocente. Sin embargo, los investigadores judiciales y policiales encontraron rápidamente testigos que habían visto a Corona con sus víctimas, en las fechas en las que fueron datadas sus muertes. Además, contaban con los tickets bancarios y notas a nombre del contratista.
En el caso del Estado de California contra Juan Corona, el jurado deliberó por 45 horas y lo encontró culpable de los 25 crímenes. En enero de 1973, el juez Richard E. Patton lo sentenció a 25 cadenas perpetuas.
Hasta la irrupción en 1973 de Dean Corll, conocido como "The Candy Man" (El Hombre de los Dulces), que mató y enterró 27 niños en Texas, Corona fue el mayor asesino en serie norteamericano.

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