En la cabeza de los tres hombres pasaban muchas cosas ese 16 de septiembre de 1999. La adrenalina fluía a raudales. Soñaban con comprarse un edificio en Río de Janeiro, contaría diez años después el único sobreviviente de la banda. Nada podía fallar: tenían apoyo de
VILLA RAMALLO. El 16 de septiembre de 1999 los habitantes de Villa Ramallo despertaron sobresaltados. Ese día, nadie en el pueblo dormiría la siesta reglamentaria. Cuando los tres ladrones entraron a las
Las primeras negociaciones duraron doce larguísimas horas y recién a las 21 fueron liberados dos rehenes: Diego Serra y Fernando Vilches. Cuatro horas después, Ricardo Pascuali se convertía en el tercer liberado.
A las 4 de la madrugada parecía que todo iba en camino de resolverse. Una fuerza de doscientos policías del Grupo Especial Operativo (GEO) y el Grupo Halcón, estaban apostados en derredor del Banco, con la orden explícita del juez de no disparar. Habían pactado una salida.
120 BALAS. A las 4.08 se abrió la puerta del garaje del banco y el Polo verde del gerente salió con las seis personas que estaban en el interior de banco. Al volante iba Carlos Chaves, con un pan de explosivo trotyl en el cuello. En el asiento del acompañante iba el asaltante Javier Hernández y en las butacas traseras los otros dos. El resto de los rehenes, Carlos Santillán y Flora Lacave, iban como escudo humano.
El auto avanzó y a mitad de cuadra le llovieron las balas: en 20 segundos, 120 disparos estallaron como un trueno.
De las 46 balas que dieron en el auto, sólo una pegó en una rueda, donde se suponía que debían disparar si lo que pretendían era detener el coche. Las otras mataron a Chaves, Santillán y Hernández, hirieron a Lacave y Martínez.
Sólo Saldaña salió ileso. Fue llevado detenido a la comisaría Segunda de Ramallo, donde apareció colgado y ahorcado esa misma tarde, en su celda. El "suicidio" que
El entonces gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, dijo poco después que había sido una masacre y disolvió el GEO.
Por el caso se realizaron dos juicios. En 2002 fue juzgada la banda y en 2004 los policías que dispararon y ejecutaron a tres de los ocupantes.
BANDA MIXTA. En septiembre de 2002 el Tribunal Oral Federal 1 de Rosario condenó con penas de entre 24 y 13 años a los siete integrantes de la banda que cometió el asalto y absolvieron a dos por el beneficio de la duda. El juicio certificó la existencia de las bandas mixtas, de policías y ladrones.
Carlos "El Negro" Martínez tenía 23 años y lo condenaron a 24. Lo responsabilizaron de las muertes de uno de sus socios y de dos rehenes. Al final del juicio su padre dijo: "Mi hijo no mató a nadie", y tenía razón.
El cabo de
El resto de los que componían la banda, pero que no entraron al banco, también recibieron condena: Jorge Andrés Aguilar, voluntario del Ejército que proveyó un pan de trotil a la banda, recibió 15 años. Mónica Saldaña, 14. Raúl Oscar Mendoza, Norberto "Ojitos" Céspedes y Silvia Vega, 13.
El ex suboficial principal del Comando de Patrullas de San Nicolás, Oscar Parodi, fue condenado a 20 años porque de su fusil salió la bala que mató al gerente Chaves. Lleva cumplida la mitad de su condena. El ex sargento Ramón Leyva, recibió 18 años por matar al contador Carlos Santillán. Aunque intentó suicidarse en prisión, sigue detenido.
MÉTODOS. Los jefes de
El asalto al Banco Nación de Ramallo y la masacre significó un punto de quiebre para las operaciones de
La masacre no significó el fin de las bandas mixtas. El tiempo demostró que, sólo, cambiaron de rubro, como los secuestros.
Después de aquel episodio, los capangas policiales comenzaron a perder peso específico. Pero también aprendieron que los negocios -que siguieron existiendo-, son más efectivos si son menos visibles.
“No queríamos muertes”
A Norberto Fabricio "Ojitos" Céspedes lo condenaron a un encierro de 24 años, uno más de los que tenía. A 10 años de la masacre y después de pasar siete en gayola -que por el 2x1, se convirtieron en 9 y dos meses-, recibió el beneficio de la libertad condicional. En su primer paso fuera de la cárcel, se cruzó con la cámara de uno de los canales que hizo del "vivo y en directo" policial, uno de los clásicos de los '90.
"El arrepentimiento viene por todos los hechos que derivaron en una catástrofe que no esperábamos, porque para nosotros era un robo perfecto: era entra y salir", dijo el convicto a Crónica TV. "No queríamos que hubiera muertes", explicó Céspedes.
El muchacho contó que aquel golpe era considerado como el primero de "otros objetivos más importantes. Teníamos pensado comprar campos, cultivar soja, comprar un edificio en Río de Janeiro, Brasil", recordó.
Céspedes, que terminó la secundaria en prisión, pidió perdón a los familiares de los muertos. "Si bien nosotros no matamos a nadie y fue
De los condenados en los dos juicios, dos integrantes de la banda (Martínez y Cabral) y dos de los policías (Parodi y Leyva) siguen presos. Otros seis policías están libres y cinco de los otros delincuentes ya fueron beneficiados con la libertad condicional o salidas transitorias.
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