domingo, 30 de agosto de 2009

Bandoleros sociales

Jinetes rebeldes, los bandoleros sociales y su santificación en el panteón de los justos

Los Robin Hood gauchos, según la mirada del escritor Hugo Chumbita


"En el interior del país la gente más humilde tiene sus propios santos benefactores, entre los cuales sobresalen como categoría bien definida los bandidos gauchos: las figuras más características son José Dolores, Francisco Cubillos y Bairoletto en Cuyo; Antonio Gil, el Lega Álvarez, Aparicio Altamirano en Corrientes; Mariano Córdoba y Bazán Frías en Tucumán. Estos personajes históricos merecieron en vida admiración como 'justos'. Se dice que robaban a los ricos para ayudar a los pobres. Murieron de forma trágica a manos de la autoridad". Esas palabras fueron escritas en la revista Todo es Historia por el abogado, escritor, historiador y profesor pampeano Hugo Chumbita. Y el viernes, expuso un poco de todo ese panteón gaucho en una charla en el Coliseo Podestá, en el marco del ciclo de charlas y debates del club Estudiantes de La Plata, donde presentó su libro Jinetes rebeldes. Historia del bandolerismo social en Argentina.


BANDIDOS. "Los bandoleros sociales son héroes que el pueblo considera como su vengador, que sólo roba a los ricos y da a los pobres y expresan la rabia inarticulada de los campesinos pobres ante el capitalismo. Es un ser solidario con una comunidad campesina", explicó Chumbita al auditorio.

El autor llegó a ese concepto a través de un trabajo publicado por Eric Hobsbawm en 1968, la época en la que Chumbita escribió sobre Bairoletto, el bandido de La Pampa de los inicios del siglo XX, y que le dio el marco ideológico con el construyó su libro.

La charla fue desde Bairoletto, a Artigas (un bandido contrabandista devenido en prócer de la revolución de la independencia Uruguaya), pasando por las huestes federales de Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza y Felipe Varela, y santos paganos como Mate Cosido, Santos Guayana y Martina Chapanay.

–¿Cómo se produce la supervivencia del mito? –preguntó el coordinador de la charla.

–Creo que el hombre, la persona humana, tiene esa necesidad de trascendencia. Este es un tema que tiene una enorme significación, que es que la gente expresa en esos cultos a los buenos bandidos. En vida, el bandolero gratificó a los pobres del campo, porque les hace saber que se hacen valer.

Dentro de la santificación de los bandoleros hay algo más profundo que es el significado que tiene la religión. Y todos los que estudiaron la religión, ven allí lo social. Dentro de este fenómeno puede verse una tendencia a dar vuelta el orden de los opresores, una tendencia netamente subversiva. La santificación de los bandidos rurales –y otros como San la Muerte y Gilda, pasando por el gauchito Gil, que sin dudas fue un bandolero social–, aunque se los unifique a la religión católica, como fenómeno colectivo, es una forma subvertir los significados en los que se sienten oprimidos por el Estado.


FEDERALES. "El Chacho Peñaloza era fiero en la pelea, pero bondadoso con su gente. El cariño en La Rioja todavía es permanente. Y así como Felipe Varela es sucesor del Chacho, éste lo es de Quiroga", explicó Chumbita, quien en su libro explora a los héroes federales y sus gauchos, muchos de ellos bandidos rurales. En el texto, el escritor se mete con Quiroga como una respuesta a la lectura europeizante de Sarmiento en su Facundo.

Pero, como ejemplo, vale la historia de Felipe Varela.

–Felipe Varela es un hombre que tiene un horizonte político importante como fundador dentro de la línea federal, de la unión Americana. En ese movimiento que se crea, alrededor de 1850 en adelante, hay un revivir de las ideas bolivarianas. Y Varela lo plasmó en su famoso manifiesto dictado en la cordillera, en esa quijotesca campaña enviada a frenar la guerra criminal en el Paraguay. Sorprende esta visión tan temprana, en un hombre como Varela que era un gaucho, que no era un bandido, pero eran jefes de gauchos y que contaban entre sus filas con bandidos rurales. Santos Guayana y Martina Chapanay son dos bandoleros que contó entre sus filas. Porque San Juan tuvo a Sarmiento, pero también a Guayama y Chapanay, que fueron empujados a la vida de bandidos y cuatreros.


BAIROLETTO. "Ese es el más claro ejemplo del que roba a los ricos para dar a los pobres", contó Chumbita sobre el final de la charla. Sobre el mitológico bandido de La Pampa, fue el primer trabajo del escritor que empezó en 1968 como un folletín en el diario La Arena, de Santa Rosa, y que en 1974 se transformó en el libro "Bairoletto: prontuario y leyenda".

"El caso que investigué más a fondo es el de él. En los expedientes policiales y judiciales, aunque escritos con el ánimo de perjudicarlo, encontré evidencia de que era solidario con la gente del campo. Muchas veces la policía recuperaba lo robado recorriendo los ranchos de los paisanos donde él lo había dejado. He encontrado datos sorprendentes. Se cuenta que visitaba un rancho del monte donde vivía una familia que lo refugiaba. Un día, él pasa por otro rancho y deja un caballo robado, y el dueño se da cuenta y le pregunta. Y él le dice: 'voy a llevar este caballo a una gente que vive en el monte porque los chicos no tienen para ir a la escuela y van a pie", contó.

"Esos gestos no son los de un delincuente común, de un hombre egoísta. Y en todos los testigos que encontré –porque cuando escribí el libro vivían los partícipes de esta historia– encontré el cariño de la gente que lo conoció. No cualquiera consigue que lo quieran así", remarcó Chumbita.

Hay muchos bandidos que la gente considera malos, pero hay algunos que rescatan como héroes. Se convierten en representantes de la protesta social y entroncan con expresiones sociales que llegan a los lugares donde actuaron los bandoleros sociales: el campo. Así como Martina se suma a los federales, Mate Cosido se acercó a los anarquistas.

De esto va el libro Jinetes Rurales... que presentó Chumbita: una zambullida a las sombras de la historia, la de los héroes de los pobres del país.

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